Entrevista a Endo Sensei
La siguiente entrevista fue realizada por Stanley Pranin y fue publicada en el nº 106 de Aikido Journal en el año 1996.
Periodista:
Tengo entendido que experimentó un gran cambio cuando alcanzó los 30 años.
Endo:
Cuando tenía exactamente 30 años me disloqué el hombro derecho. Este acontecimiento desencadenó un giro en mi modo de acercarme al Aikido. Estando en esas condiciones, Seigo Yamaguchi me dijo: “has estado practicando Aikido durante 10 años, pero ahora solo tienes el brazo izquierdo, ¿Qué vas a hacer?”.
Hasta ese momento yo no había practicado mucho con Yamaguchi Sensei, pero después de su comentario decidí ir a sus clases tantas veces como me fuera posible. Yo empezaba a darme cuenta de cuanto dependía de mi fuerza en mis hombros y en mis brazos; y me había preguntado si sería para mí posible la práctica de Aikido de ese modo. Con estos pensamientos en la cabeza, la pregunta de Yamaguchi Sensei fue el empujón que me faltaba para acceder a mi siguiente nivel de práctica. Aproveché esta oportunidad para cambiar 180º mi forma de acercarme al Aikido.
A todo el mundo le han dicho por lo menos una vez, “quita la fuerza de los hombros”. Yamaguchi Sensei también hablaba de practicar Aikido sin ayuda de la fuerza. Por supuesto, es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Cuando uno trata de sacar la fuerza de sus hombros, a menudo el Ki se va con ella. Se puede hacer también una comparación con el esquí, pues haciendo todo lo posible por imitar al profesor, uno mejora rápidamente. Pero las cosas comienzan a fallar cuando uno intenta hacerlo por su cuenta.
Yo experimenté algo similar en mi intento de liberarme de la fuerza. Podía hacerlo cuando Yamaguchi estaba cerca, pero tan pronto se iba me sentía incapaz. Era muy frustrante y siempre terminaba practicando a mi modo. Y luché con este problema cerca de medio año.
Creo que fue Shinran( 1173-1263, fundador de la secta “Tierra Pura” de Budismo) quien dijo: incluso cuando lo que dice mi maestro me parece un error, incluso si me parece que estoy equivocado, tengo absoluta confianza en lo que debo hacer y sigo el camino de mi maestro, incluso si me conduce al infierno. “Yo pensé: ¿por qué no?, si voy a perder mi camino por Yamaguchi Sensei, que así sea”. Añadir a todo esto que Yamaguchi Sensei me había dicho: “incluso si no entiendes, hazme caso y hazlo, solo dale 10 años más o menos…”, eso fue lo que hice. En vez de tratar de desprenderme de la fuerza (y volver a ella cuando la técnica no funciona), resolví explorar únicamente la forma de la “no fuerza”, sin que me importara el resultado.
De todos modos, aunque ya estaba seguro en mi mente, las condiciones de práctica no cambiaron. No tardé en darme cuenta de que mis compañeros de práctica no tomaban ukemi cuando yo trataba de tirarlos sin fuerza. No me quedaba otra alternativa que decirles: “no puedo hacer esta técnica aún, pero ¿puedo pedirte que tomes ukemi ahora?”, era una propuesta inusual para un 4º Dan, y la gente quedaba un poco sorprendida. Así fue como comencé a practicar de esta nueva manera, teniendo especial cuidado de no frustrarme o irritarme porque sabía que eso me llevaría directo a la fuerza.
Mientras Yamaguchi Sensei me proyectaba murmuraba cosas como: “cuanto más dejes ir tu fuerza, más se concentrará tu Ki”o “concentra tu fuerza en el bajo vientre”. Yo trataba de prestar atención a lo que hacía cuando tomaba ukemi, y creo que después de algunos años comencé a darme cuenta de lo que me decía Yamaguchi y de lo que hacía.
Sabía que, finalmente había encontrado una forma de práctica que funcionaba para mí. Desde entonces comencé a trabajar exclusivamente en una técnica cada vez que entrenaba. Por ejemplo, no hacía nada más que Shomen uchi Ikkyo durante medio año, no importaba en que dojo me encontrase. Entrenando de este modo comprendí profundamente cada técnica. Me ayudó a darme cuenta de que manera encarar cada técnica, en cada situación diferente y también del principio básico de cada técnica ( que se puede aplicar a otras). En aquellos tiempos cuando enseñaba solía decir cosas como: “observaos atentamente y sentid que estáis haciendo o “sentid a vuestro compañero y observad la relación entre él y vosotros”. Por “Tí” yo quería hacer mención al estado mental y equilibrio físico, así como la relación entre ambos. Hay una expresión: “mente, técnica y cuerpo son uno solo” (Shín Gi Tai Itchi). Cuando la mente está en desorden al cuerpo le es imposible moverse efectiva y eficientemente. Del mismo modo un cuerpo desequilibrado puede agitar la mente hasta el punto en que le es imposible comprender la relación entre uno y su compañero, relación que en definitiva indica que técnica corresponde.
Una vez hecho el contacto inicial (de ai), moviendo el cuerpo apropiadamente (tai sabaki), y desequilibrando al compañero (kuzushi), es imprescindible percibir que técnica surge naturalmente de la relación entre uno y el compañero. O´Sensei hablaba de “hacerse uno con el Cosmos” o “ser uno con la Naturaleza”. Una forma de interpretar esto es tratar de no forzar la técnica de acuerdo con nuestra propia y única voluntad, no insistir en completar la técnica que uno ha elegido, deberíamos en cambio percibir la técnica que surge naturalmente…nosotros practicamos Aikido yendo a través de la técnica una a una. Repitiendo lo que nuestro Maestro nos muestra. Eso significa que debemos hacer esa técnica en particular sin importar lo que suceda (incluso si implica un grado de esfuerzo excesivo), en otras palabras, incluso si involucro movimientos que no surgen naturalmente. Es importante ser capaz de observarse a uno mismo para reconocer ese esfuerzo antinatural como tal.
Se necesita ser lo suficientemente perceptivo y objetivo para decirnos a nosotros mismos cosas como: “ la técnica estuvo bien pero el encuentro (de ai) con mi compañero no está funcionando.”, es importante chequearse constantemente y vigilar la consciencia de si los movimientos son naturales o no.
Fue después de que comenzara a entrenar sin fuerza que pude cambiar inmediatamente la técnica que estuviera haciendo a otra. Esto es lógico pues a menor esfuerzo empleado es más fácil cambiar a otra cosa.
Practicando de este modo recordé las palabras de O´Sensei: “ cuando es así, tu haces esto. Cuando es de esta otra forma haces esto otro…”, el nunca hacía lo mismo dos veces. Yo pensé: creo que sé a que se refiere. Con esta clase de perspectiva, nunca se utiliza demasiada fuerza, porque cada uno cambia a otra cosa según se necesite. Imagínese un río con rocas en él. Cuando el agua se encuentra con rocas pequeñas fluye sobre ellas. Cuando se encuentra con rocas más grandes fluye alrededor de ellas. Incluso si se contiene su cauce el agua no se detiene y en realidad su energía potencial sigue aún allí arremolinándose y acumulándose detrás de la presa, tratando de quebrarla o rebasarla. El Aikido es igual, no es un “camino de vida” si uno limita el encuentro a una técnica en particular, es importante ser capaz de cambiar y hacer otra cosa en el caso de que las condiciones cambien y suspender lo que uno está haciendo para obtener el efecto deseado.
No se trata solo de fluir hacia algo diferente cuando uno se encuentra bloqueado, es también necesario investigar como “ahorrar energía”. Además todos tenemos potencialidades sin desarrollar, por lo tanto deberíamos pensar como sacarlas a relucir aplicando esa energía latente.
En el “Tora no Maki” una obra que según se dice contiene los secretos más profundos de las artes marciales y la estrategia se comenta: “ lo que llega es recibido, lo que se va es enviado en esa dirección; lo que está en oposición se armoniza. Cinco y cinco son diez, dos y ocho son diez, uno y nueve son diez. De esta manera las cosas deberían armonizarse. Hay que distinguir apariencia de realidad comprendiendo el propósito verdadero y la estrategia oculta. Hay que conocer la potencialidad inadvertida y las implicaciones escondidas. Comprender tanto el plan general como así también prestar atención a los detalles y particularidades, tanto como sea necesario. Cuando uno se enfrenta con una situación de vida o muerte, hay que responder a los cambios que tienen lugar y enfrentar la situación con la mente libre de agitación.” Este corto pasaje me proveyó de un basto alimento para mis reflexiones.
P: Esas palabras pueden ser aplicadas tanto al Aikido como a la vida en general, ¿no cree?
E: Exacto. Nosotros aprendemos este tipo de cosas a través de la práctica pero en realidad la mayoría de nosotros pasa más tiempo fuera del dojo que en él, por lo tanto sería extraño no darse cuenta de que lo que aprendemos en el dojo es extensible a otros aspectos de la vida.
No es del todo apropiado hablar de ganar o perder cuando se habla de Aikido, pero la mejor victoria es, creo, cuando se logra armonía con el oponente y ambos sienten esa armonía.
Tenemos la oportunidad de estudiar muchas técnicas diferentes durante nuestro entrenamiento, pero creo que no es necesario que sean tantas. De hecho, podría ir tan lejos como para afirmar que las técnicas que se toman para 5º Kyu (shomenuchiikkyo, shomenuchiirminague, katatedorishihonague y suwariwazakokyuho) pueden probablemente enseñar todo lo que uno debería saber sobre acerca del ma-ai, sabaki, kuzushi y la forma de usar el cuerpo y la mente. Muchas personas no se sienten satisfechas a menos de que aprendan un gran número de técnicas, pero el hecho es que sólo permanece lo comprendido. Lo enseñado no es verdaderamente propio hasta que no ha sido interiorizado a través del esfuerzo.
P: ¿Cómo compararía la práctica en Japón con la práctica en el extranjero?
E: Odio decir esto, pero siento que los japoneses no son tan buenos en el sentido de que son demasiado rígidos. La falta de práctica puede ser parte del problema, pero el japonés es demasiado estricto en el dojo. Pienso que es importante mantener una suave y relajada actitud durante toda la práctica. No creo que esto vaya en contra del vigor marcial del arte, mientras se practique seriamente. Hay una famosa historia sobre el 3er Shogun del período Tokugawa: Lemitsu (1604-1651, gobernó desde 1623-1651). Según parece había recibido un tigre de regalo desde Korea. Lemitsu puso varios animales en la jaula para ver cómo les iba. A ninguno le fue muy bien, por supuesto. No encontrando esto interesante, decidió “subir la apuesta” enviando a Yagyu Tajima No Kami, un consumado espadachín quien además había pasado a ser un instructor de esgrima. Yagyu entró armado con su bokuto (espada de madera) pero logró sobrevivir y emergió de la jaula exhausto y bañado en sudor. Luego Lemitsu decidió mandar al monje Zen Takuan. Después de discutirlo un rato, Lemitsu lo amenazó con castigarlo y Takuan aceptó. Cuando entró a la jaula el tigre simplemente se aproximó y se hecho cerca de sus pies.
La historia es un buen ejemplo de que siempre hay que mantener un estado de calma ordinario y cotidiano. No importa si tu enemigo es una persona o un tigre, si te aproximas con una actitud dañina, querrá atacarte. Pero si uno no oculta ninguna intensión y se deja impregnar por una calma normal y cotidiana, lograrás un estado de ecuanimidad. (HeigoShiti).
Si la práctica de Aikido fuera solamente practicar la forma (kata) entonces uno debería hacer una técnica correcta y el compañero tomar ukemi. Pero la forma de Aikido no siempre es suficiente. Tratando de hacer cualquier técnica puede uno encontrarse haciendo un esfuerzo excesivo. Cuando uno se ve haciendo esto, hay una oportunidad para dar un paso atrás y preguntarse qué está fallando. El problema está en ¿cómo se llevó a cabo el encuentro inicial? ¿Está uno desequilibrando correctamente al compañero? ¿Se maneja un timing y una distancia correcta? ¿Se utiliza correctamente la respiración (KoKyu RyoKu)? ¿Hay algún problema con el método en general? Uno de los objetivos más importantes del entrenamiento es tratar de darse cuenta que está uno haciendo mal y planear que hacer al respecto.
El primer paso es, por supuesto, ser capaz de reconocer (o “sentir” como suelo decir) cuando uno se topa con una limitación. Ser incapaz de reconocer cuando algo involucra excesivo esfuerzo (es decir estar tan apegado que uno no puede hacer otra cosa) es una mentalidad rígida que no es diferente del mero “esperar la muerte”, no hay evolución ni progreso.
Estoy hablando de la importancia de varios conceptos distintos como “mutabilidad” (Henka), fluir (Nagare) y evitar el esfuerzo excesivo, pero todo esto habla de algo más profundo, que es expresado en un dicho de la escuela de sable Jigen: ”No hay una segunda espada en JigenRyu”. Si mi interpretación es correcta, creo que refleja lo que considero la esencia y el objetivo máximo de mi entrenamiento, que se podría resumir con estas palabras “Sólo hay movimiento hacia adelante”.
P: ¿Qué tipo de entrenamiento siguió fuera del Dojo, y cuál piensa que sería apropiado para los instructores y para aquellos que se dedican profesionalmente al Aikido?
E: Creo que cualquier tipo de entrenamiento personal puede ser beneficioso, y en este sentido hay muchas cosas que uno puede hacer; por ejemplo: ejercicios para desarrollar la fuerza física, mejorar el contacto visual y la visión periférica, acrecentar la concentración, etc.
Una forma de entrenar la concentración es mirar por un instante un objeto o una escena y luego tratar de recordar lo que se ha observado con el mayor detalle posible.
En el libro de los Cinco Anillos dice: “fortalecer la percepción intuitiva y no la visual”. Una forma de entrenar la visión periférica es mantener los ojos fijos en un punto mientras se intenta percibir lo que sucede alrededor.
Entrenar con un compañero, por ejemplo, puede ser provechoso para investigar el estado mental necesario para desarrollar y mantener la concentración y la intuición durante el mayor tiempo posible.
Desde mi punto de vista, la mejor técnica es aquella en que no se experimenta por parte de los practicantes, sentimientos como ser derrotado o ser vencedor, sino el de un “encuentro exitoso”. Este encuentro existe incluso si sólo sucede una vez en un millón. Nuestra meta es hacer que ocurra una vez en medio millón, una vez en cien mil. Que esto ocurra dependerá de lo seriamente que una persona aborde su entrenamiento. Para mí esto es muy importante. Sentir la relación con tu compañero. Cuando determinada técnica se vuelve perfecta, sólo es perfecta en ese momento; cuando el encuentro entre uno y el compañero fue defectuoso, una técnica no puede volverse perfecta. Cuando esto sucede uno no debería evitarlo, sino aceptar la imperfección y considerar como se puede aprovechar lo que se tiene. En otras palabras tratar de lograr lo mejor de la relación.
P: Cree Ud. Que Ki No Nagare (El fluir del Ki o Técnicas Fluidas) es un elemento importante en el Aikido?
E: Si Ud. se refiere a técnicas antes de que me agarren o proyectar a mi oponente sin tocarlo, la respuesta es no, eso no es parte de mi Aikido. Cuando yo hablo de deshacerse de la fuerza no estoy solamente hablando de deslizarse suavemente en la técnica justo cuando se produce el agarre. Yo me refiero a algo que no es sólo físico, algo que tiene que ver tanto con la mente como con el espíritu, además de con el cuerpo. Los movimientos suaves no pueden ser efectivos si la mente no está tranquila o uno no la puede usar en forma efectiva.
Por ejemplo, yo digo a menudo durante la práctica que cuando el compañero agarra fuertemente lo primero que hay que hacer es concentrarse mentalmente en poner todo tu ser dentro del agarre. Cuanto más fuerte el agarre, más profundo uno entra en él. No es correcto tratar de hacer la técnica solamente con los dedos, la muñeca o el brazo. Uno debe unir el centro del compañero con el propio, una clase de interacción que de forma natural permite sentir la dirección de la fuerza y energía del compañero,
Un practicante europeo me dijo una vez: “Todos los Shihan están siempre diciendo que no use la fuerza, pero luego parece que ellos ponen mucha fuerza en sus técnicas. Ud. es el único que hace la técnica sin usar ningún tipo de fuerza aparente". Me sentí satisfecho al escuchar esto porque confirma que mi forma de encarar el Aikido no es equivocada.
P: ¿Qué piensa del entrenamiento con la espada?
E: Bueno últimamente pienso que podría ser necesario practicar por lo menos suburi, incluso aunque uno no llegue tan lejos como a enfrentarse con un compañero.
Con respecto a mí, todavía hay algunas cosas que no entiendo del Taijutsu (técnicas con manos vacías). Aún tengo mucho que hacer en términos de mejorar mi Taijutsu y por lo tanto no me siento atraído a hacer mucho con la espada todavía, esperaré a ser un poco más viejo para hacer un poco de aikido con jo y ken (como hizo O’Sensei en los últimos años). En ese momento me gustaría comenzar a plantearme que significa enfrentarse a alguien armado.
P: ¿Cuándo comenzó a viajar al extranjero?
E: Mi primer viaje al extranjero fue cuando acompañé a Doshu en su visita al Sudeste Asiático. Tenía entonces 29 o 30 años. Comencé a viajar a Francia regularmente hace 15 o 16 años y, a Finlandia y Suecia hace como 11.
Un practicante europeo de mis clases en Honbu Dojo, me hablo hace algún tiempo de lo impresionado que estaba con mi forma de practicar. Deseaba invitarme a enseñar en su país, pero sentía que podía ser delicado ya que él practicaba allí con otro profesor. Después de pensarlo durante algún tiempo decidí que no tenía nada de malo después de todo. Hoy por hoy son cada vez más las personas que me piden seminarios. Viajar al extranjero no es siempre fácil, por supuesto, por ejemplo, la barrera del lenguaje es siempre un desafío. Tratar de comunicarte en inglés fue una prueba para mí. Durante mis visitas me encuentro bombardeado con tantas preguntas que cuando me voy a la cama, no puedo saber si estoy despierto o dormido porque el inglés da vueltas y vueltas en mi cabeza. Sé que necesito aprender más inglés, así que empecé a estudiarlo poco a poco. Disfruto viajar al extranjero, y si pudiese mejorar mi inglés, tal vez me gustaría pasar allí más tiempo.
P: ¿En el extranjero encuentra personas que intentan probarlo a Ud. y a su “perspectiva”?
E: Esa clase de cosas pasan no sólo en el extranjero sino también aquí en Japón. A las personas que quieren probarme, siempre les dejo tomar un fuerte agarre antes de hacer nada. Mis brazos no son muy grandes y no soy particularmente fuerte, además mi técnica aparentemente no usa fuerza, por lo tanto mucha gente cree que no me será posible hacer nada si me sujetan con fuerza. A menudo se sorprenden cuando notan algo diferente a lo que esperaban.
P: Algunos dicen que aikido es fundamentalmente Taijutsu (técnica de manos vacias) y que el entrenamiento con bokken y jo es una actividad complementaria que debe ser practicada sólo ocasionalmente. Por otra parte, otros sostienen que la práctica con bokken es imprescindible, ya que los movimientos de Aikido están basados en los movimientos de la espada. Mientras que algunos dojos no utilizan ken y jo en absoluto, otros ponen el acento en su práctica. Desde su punto de vista, ¿qué lugar ocupa la práctica con armas en Aikido?
E: Pienso que es importante que aquellos que tienen la posibilidad practiquen con jo y bokken regularmente, y no sólo como complemento de su técnica.
Personalmente pienso que es necesario entrenar con las armas; pero por el momento mi interés está en las técnicas de Aikido.
Cuando suelo practicar con bokken o jo, pienso en los principios de las técnicas de Aikido, y cuando practico Aikido pienso en los movimientos de bokken y jo. En este sentido, mi entrenamiento con armas es complementario.
P: ¿Cuál es el significado de una técnica como ikkyo y qué método utiliza para su desarrollo?
E: Creo que es muy importante comprender en profundidad aquellas técnicas requeridas para 5º kyu: Shomenuchiikkuyo, Shomenuchiiriminague, katatedorishihonague y suwariwazakokyuho.
Dependiendo de tu aproximación al entrenamiento, estas técnicas pueden enseñarte mucho sobre el momento de contacto (de-ai), el movimiento corporal (sabaki), deseguilibrio (kusushi), los intervalos (tanto en tiempo: hyoshi, como en distancia: ma-ai) el desarrollo del ki (energía vital o espiritual).
Sobre Ikkyo en particular, mi única recomendación es la de moverse con el sentimiento de darle la bienvenida al ataque del oponente.
P: El método de enseñanza que a menudo se utiliza en Aikido consiste en que el instructor muestre una técnica y los alumnos practiquen entre ellos. Esta forma de enseñar brinda el estudiante pocas oportunidades de aprender en forma directa del profesor. Si además, éste resulta ser principiante se encontrará completamente perdido. Muchas personas están disconformes con este tipo de entrenamiento en el que no se da lugar a las preguntas directas.
¿Cree Ud. que esto es algo que debe aceptarse como parte de la práctica o es algo que debería modificarlo?
E: En Honbu Dojo el tamaño del propio dojo y la cantidad de personas que practican hace realmente difícil escuchar explicaciones o hacer preguntas, lo único que recomiendo en estos casos es concurrir a la clase que uno está interesado y practicar lo más cerca posible del profesor.
P: ¿Qué espera para el futuro?
E: Bueno me parece que los dojos en Japón hoy en día no tienen la atmósfera que se merece el término “dojo”. Muchos son solo espacios rentados en los gimnasios públicos y en centros culturales. Desafortunadamente estos lugares no conducen al desarrollo de verdaderas relaciones “de corazón a corazón” entre el alumno y el profesor. Soy afortunado al poder entrenar con diferentes personas, y tanto aquí en Japón como en el extranjero; y el poder hablar con ellos de O’Sensei y el Aikido siempre me lleva a enfrentar mi relativa inmadurez en el arte. Es por esto que durante mucho tiempo desee para un dojo un ambiente que haga posible un entrenamiento más constante y deliberado. En el pasado mes de abril, gracias al apoyo de Doshu y otras personas, pude finalmente concretar mi dojo propio.
Estoy profundamente agradecido a Doshu por permitirme desarrollar mi Aikido en forma tan indulgente durante estos 30 años. Trato de hacer del nuevo dojo un lugar donde la gente que realmente quiere desarrollar seriamente el Aikido pueda practicar libremente.
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