YODA Y LOS MAESTROS DE ARTES MARCIALES
Antes de empezar a hablar sobre los maestros de artes marciales, debemos comentar que el nombre de Yoda es un nombre japonés normal y corriente (También puede encontrarse como apellido). De hecho, existe la anécdota de un sociólogo americano que no se creía que un colega japonés se llamaba Yoda. Obviamente, creía que era una broma.
Nuestro Yoda no es sociólogo, sino que es el estereotipo perfecto de los maestros de artes marciales orientales. Empecemos de nuevo en la China de los primeros monjes SHAOLIN, cuando las artes marciales empezaron a florecer. Allí, los monjes se convirtieron en los primeros maestros de artes marciales, cosa que era de capital importancia dentro de la orden, pues se estructuraba sobre la maestría en los artes marciales: Los grados SHAOLIN eran APRENDIZ, DÍSCIPULO y MAESTRO, y ser MAESTRO significaba tener unos conocimientos enormes en técnicas marciales (De hecho, para pasar de un grado a otro había que pasar unos exámenes. . . de ARTES MARCIALES). Los templos de SHAOLIN sirvieron, además, como academias de artes marciales que enseñaban a los militares, a los cortesanos y a otras gentes, lo que permitió que esos alumnos, una vez acabada su formación, crearan sus propios estilos, diferentes a los de los monjes. Así pudieron aparecer otras escuelas de artes marciales y los maestros que preferían vivir retirados en las montañas y en los bosques, alejados de la civilización y viviendo como ermitaños. En los relatos populares chinos nos podemos encontrar con mucha frecuencia a estos últimos, seguramente por el misterio que les rodeaba.
Estos maestros eran caracterizados como viejos ermitaños, que....., continuará